Un gran concierto para celebrar el emotivo viaje de un apasionado de los musicales.
En 1994, con 18 años, debutaba profesionalmente en este teatro que hoy dirijo. Una de esas cosas bonitas poéticas que tiene la vida. 30 años después, quiero compartir con vosotros una noche de celebración. Un concierto de gran formato para dejar salir al cantante que a menudo se esconde detrás del director, al intérprete que escapa de los focos, al tímido que hay detrás de los programas de mano. Miraremos atrás y revisaremos lo que ha pasado y lo que no ha ocurrido durante estas tres décadas. El viaje está siendo un buen musical: apasionante, emocionante e intenso.
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